2023 podría ser mejor año para adquirir una vivienda, y es que la mayoría de los expertos vaticinan una importante caída en los precios. Tras casi dos años viendo como no paraban de subir, parece que disminuirán a lo largo del próximo año. También lo harán los del alquiler, que ha alcanzado en este ejercicio niveles récord, especialmente en las grande ciudades.

La última parte de este 2022 ha estado marcada por la inflación, las sucesivas subidas de tipos de interés y la incertidumbre en general, por lo que la demanda se ha visto desacelerada. A pesar de esto, se cerrará el año con un 13% más de ventas que en el 2021. Alrededor de 610.000 inmuebles vendidos, gracias, entre otros factores, a los compradores extranjeros que tras la pandemia han vuelto a invertir en nuestro país.

A pesar de las estimaciones, en caso de desaparecer problemas ajenos al sector inmobiliario, como son la guerra o la inflación, el mercado podría mantener el ritmo que ha llevado durante este año en el que se han batido récords en operaciones de compraventa, con máximos como en 2007.

No será igual de bueno el 2023, en el que se espera una caída en las ventas del -13% con respecto a las de este año y de -4% para el 2024, hasta estabilizarse en 500.000 operaciones anuales. El comienzo de año será complicado y no mejorará demasiado según vaya avanzando debido al deterioro económico, el encarecimiento de las hipotecas y el endurecimiento de las condiciones de financiación.

La demanda de alquiler, sin embargo, seguirá creciendo como viene haciendo en los últimos años en lo que el total de viviendas en alquiler ha pasado del 13.9% en 2004 al 18% en 2021. La actual inflación hará que más propietarios e inversores destinen viviendas al alquiler, obteniendo una mayor rentabilidad, debido a la falta de stock. Una oportunidad para cerrar operaciones más rápido y a mejor precio.