En un mundo cada vez más preocupado por el medio ambiente, cada día está más claro que las energías renovables no solo van a ser el futuro, sino que ya forman parte de nuestro presente.
Las diferentes alternativas en energías renovables que hoy en día se pueden implementar en el hogar, sirven para contribuir al medio ambiente y, además, mejoran la calidad de vida de los habitantes del inmueble y reducen los gastos.
En Inmobiliaria Valdecilla te explicamos cómo puedes implementar energías renovables para conseguir un hogar más sostenible.
Lo más importante es analizar cuáles son las diferentes energías renovables que se pueden utilizar en un hogar y para qué pueden utilizarse, así como preguntar a profesionales que puedan estudiar las características específicas de nuestra vivienda para que elijamos aquella que mejor se adapte a nuestras circunstancias.
Energía fotovoltaica: para producir electricidad
La energía fotovoltaica es de las más conocidas porque ya lleva muchos años ayudando a que los hogares puedan producir electricidad. Se trata de paneles solares que, con una inversión inicial, que en algunos casos se puede subvencionar, consiguen un ahorro de hasta un 20% del coste de la factura de la luz. Además, este tipo de energía permite vender aquella que no se consume, y en condiciones óptimas y con una inversión un poco superior, se puede conseguir desconectar por completo el suministro de la red tradicional y obtener un autoconsumo.
Energía termosolar: para calentar agua
Se trata de un sistema bastante parecido a la energía fotovoltaica, ya que también funciona con unas placas solares que se instalan en el techo. Dependiendo de la eficiencia del panel solar que instalemos y de la zona geográfica, se necesitará una superficie u otra para abastecer las necesidades de una familia. No obstante, esto permite ahorrar entre 75€ y 150€ al año.
Energía eólica: para generar electricidad
Ahora también se pueden instalar unos aerogeneradores más pequeños en las viviendas para producir electricidad. Aunque es una inversión que se amortiza en un plazo de 7 a 10 años, esta energía junto con los paneles solares, puede conseguir el autoconsumo para una vivienda.
Biomasa: para calefacción
La biomasa procede de la materia orgánica que se encuentra en las cáscaras de algunos frutos o en los huesos de aceituna y en las astillas de madera, entre otros. El inconveniente de esta energía es que necesita un espacio para almacenar el material. Sin embargo, una caldera o estufa que funciona con biomasa en una vivienda, aunque pueda llegar a costar un 25% más que una caldera tradicional, se consigue amortizar la inversión entre 5 y 7 años y el ahorro con respecto a otras fuentes de energía es bastante considerable.
Geotermia: para producir energía que caliente o enfríe agua
Como pasa con el resto de las energías renovables, la optimización de este tipo de energía depende de las condiciones atmosféricas y del entorno. La geotermia está más condicionada dependiendo del tipo del suelo y es mucho más útil para zonas con inviernos muy fríos y veranos muy cálidos.
Lo interesante de todas estas energías es que pueden combinarse entre sí para poder conseguir abastecer las necesidades de una vivienda en cuanto a electricidad y calentamiento del agua, además, hoy en día, el mercado ofrece alternativas interesantes para las personas que apuestan por estas energías renovables y que sirven para almacenar energía. Se trata de unas baterías que se pueden montar fácilmente en una pared y en la que se podrá almacenar la energía producida para poder tener independencia con respecto a las energías convencionales.
Utilizar fuentes de energía renovables es aprovecharnos de los recursos naturales e inagotables que están en constante renovación, como son: el viento, la luz solar o las diversas formas de biomasa, para generar una energía limpia que mejora la calidad de los habitantes y que, además, tiene un pacto medioambiental mucho menor en las energías convencionales.